sábado, 11 de junio de 2016

LA ROTONDA

¡CÓMO PASA EL TIEMPO!

Los ojos abiertos y muy despiertos escrutaban todo a su alrededor. Él iba como confortable y sobre todo seguro en el asiento de atrás.



La madre cuidaba siempre que a esa hora intempestiva de la mañana, el capazo quedara bien sujeto, por si se producía algún frenazo no deseado.

Afortunadamente nunca ocurrió nada, y su madre de camino al trabajo lo dejaba siempre en casa de la abuela, que allí, despierta, lo esperaba con su abuelo en la ventana de casa.
Lástima que ninguno de sus abuelos lo vieran crecer. Pero sus abuelas siempre tuvieron más trato con él hasta su adolescencia, aunque nunca es suficiente. Hoy cada uno de ellos estaría   muy orgulloso de él.

Después del capazo, llegó la sillita en el asiento de atrás, de las más seguras y más divertidas, ahí fue cuando en el asiento de atrás del Seat 131, pegó sus primeros volantazos, y es que la sillita bebe, traía incorporada un volante, y él, no paraba de jugar.

Hasta que fue creciendo, y nosotros cambiamos de coche, llegó a conocer perfectamente, el asiento de atrás de un Ford Orión y Nissan Almera, donde ahora, se sentaba con su abuela materna, cuando nos desplazábamos y todos los domingo me acompañaba a recoger a la abuela paterna, de ida y de vuelta. Él quería mucho a sus abuelas y siempre quería estar con ellas, acompañarlas y protegerlas.
¡Servirlas y protegerlas, que paradoja!
Tenía algo especial con sus abuelas desde pequeño.

Hasta que las perdió, y parece que perdió algo de él, algo de su vida, aquellas dos personas que estuvieron junto a él desde que nació…una salió temprano y no volvió más y la otra, uno de los domingos que fuimos a recogerla para traerla a casa, sin despedirse, su corazón le jugó una mala pasada y ese día nos dijo adiós.
No las nombra, pero seguro que siempre van con él, y él con ellas en lo más hondo de su corazón.

Foto: Bejarano JM
Hoy del capazo, la sillita bebe, y de ir sentado en el asiento de atrás con el cinturón de seguridad, ha pasado a conducir su propio coche, a viajar, a desplazarse de un lugar a otro, confortablemente y con seguridad, y a llevar a la gente que quiere y le quiere.

Su padre, -que soy yo- es un incansable mal paquete- pero antes, cuando ya tuvo edad de poder sentarse junto a mí en el vehículo, no paraba de preguntar, Papá, ¿Qué significa esa señal? ¿Para qué es? ¿Y por qué hay que meter la primera y no la segunda?
Aún hoy cuando me acompaña, sabe que ir conmigo es ir escrutando todo lo que ocurre a mi alrededor, ¡mira aquel o aquella hablando por el móvil!
Lo entiendo puedo ser un “pejiguera”, pero yo hablando y el preguntando, dentro de un coche hemos tenido largas y productivas conversaciones.
Hoy estoy muy orgulloso de él, como conductor, como profesional y sobre todo como persona.

CONCLUSIÓN:

Aquel bebé, que su madre introducía en el capazo, tan temprano, mientras su padre hacía una hora que había despertado a Sevilla desde un micrófono, hoy ese niño, ya es todo un hombre…y sus padres estamos muy orgullosos de él.
Hoy ese niño, esta tarde a las 19.00 horas se NOS CASA, hoy va a contraer matrimonio.

¡Felicidades mi vida¡
¡CÓMO PASA EL TIEMPO!



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