sábado, 16 de diciembre de 2017

LA ROTONDA



UN CUENTO DE NAVIDAD

Cuando la nieve está alfombrando el paisaje de la calle, y los niños juegan a hacer muñecos de nieve. Hay alguien que ha perdido la ilusión. 

Cuando para muchos, estos días de fiestas, estos días de Navidad son días para reencontrarse: con sus seres queridos, con su barrio de siempre, su comida preferida, con los amigos de toda la vida; otros llegan a esta época del año deseando que pase lo más rápido posible: han tenido un mal año, han perdido a un ser querido, o estas fechan les trae malas experiencias.

La música hace que te transportes al pasado, que revivas los momentos que disfrutaste con tu familia, donde los mazapanes, los villancicos formaron parte de la banda sonora de tu Navidad y, sobre todo, tus seres queridos hicieron que una tras otra Navidad se marcara en tu piel a fuego.


Creo que estos días hacen que, por cercanía o por genealogía, todo se viva de una manera especial. Esos paseos por el centro de la ciudad, las luces, los villancicos y la comida especial de tu abuela o de tu madre se agarren a tus recuerdos y a tus sentidos. Que un árbol de navidad o un belén te transporte de fecha, reviva una manera de ser o de haber sido.

Pero hoy recuerdo a mi amigo, aquel que le daba igual de la Navidad, de las normas y todo lo que tenía que ver con una convivencia en paz.

Mi amigo, desde pequeño, vivía en una familia desestructurada. Sus padres se separaron muy jóvenes, los abuelos habían muerto y a él todo lo que significa transgredir le llamaba la atención. Muchas veces, dejé de acompañarle porque un amigo común le dejaba llevar su coche si haber obtenido el permiso de conducir. Le daba exactamente igual ponerse el cinturón de seguridad, conducía de vez en cuando con una copa de más. Las normas estaban para romperlas. Yo pensaba que esa forma de pensar podía costarle la vida. Pero a él no le importaba.

CONCLUSIÓN:

Estos días cuando al ser humano le falta el amor: de su familia más cercana, de sus amigos o la seguridad de todo lo que la sociedad le puede ofrecer, son días en los que pensamos o actuamos como si fueran los últimos segundos de nuestra vida.

Si se nos presentara el fantasma del pasado, llegaría seguramente al volante de un Seat 850 que nos llevaba a clase, o a los entrenamientos o quizá a una cita furtiva donde el cinturón de seguridad todavía estaba por llegar.

Pero si fuera el fantasma del presente, hoy con mi Mazda 3, me haría pensar en las cosas que he hecho mal a lo largo de los años y quizá hoy podría corregir. 

La que si estoy seguro es que, si llegara el fantasma del futuro, cualquier decisión que tomara estaría por escribir, para mi o para los míos. Mis buenos deseos serían denominador común de una vida repleta de “ausencia de miedos” por lo tanto de FELICIDAD

Luces, villancicos, buenos deseos… Una Navidad más para los más jóvenes, una Navidad menos para los que vamos viviendo acorde con nuestra edad. Abuelos, padres, hijos… Y algo para recordar, una Navidad más, donde la ilusión hace que nuestros deseos sean momentos de felicidad para la gente que queremos.

Por eso, todos los que en estos días crucen el país de norte a sur y de este a oeste, lleguen a casa y vivan una Navidad más repleta de buenos deseos para todos.

La carretera sea tan solo un proceso en el tiempo y no un recuerdo amargo de nuestras circunstancias.

Amigo/a feliz Navidad.

Pepe Bejarano
16/12/2017
todomotorsevilla@gmail.com

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